Relato 4º del concurso: La profecía del Ángel.


Este relato pertenece a Natalia y Angie, de los blogs Lobo Blanco y Forgotten Dreams, respectivamente. Según ellas cada una escribió conforme se les ocurrió a si que tenemos aquí un remix.

"No te puedo decir quién a escrito cada punto de vista porque mientras escribíamos a una se le ocurría qué iba a decir/pensar el otro personaje y lo escribíamos, así que los dos puntos de vista están escritos por las dos." Angie.


La profecía del Ángel

Keiny

Muchas veces cuando te despiertas sientes algo. A veces sientes sueño, otras veces sientes alegría, otras veces tristeza. Y esto me ha pasado muchas veces, pero lo que me ha pasado hoy no lo he sentido nunca. Es una sensación como algo frío eléctrico y a la vez hermoso. Serán cosas mías
Pero cosas raras atrás, hoy hay algo bueno. Hoy empiezo el instituto. Lo mejor es que voy con mi mejor amiga, Monik. En realidad se llama Mónica, pero su apodo le pega más. Mucha gente tiene el nombre de algo parecido a su especie. Mi amiga Mónica, al ser un mono, la llamamos Monik, a Catalina la llamamos Coni o Cata por ser un conejo, y a Patricia la llamamos Pati por ser un Pato. Aunque mí nombre a mí no me pega nada. ¿Keiny? Eso no te recuerda a ninguna especie... al menos que haya visto

Me desperezo pensando en todo lo que voy a hacer hoy. Elegir taquillas, mesas, aprenderme un porrón de nombres. Y esa sensación… rara ¿Y si pasara algo? ¡Pero qué digo! Hoy empiezo el instituto, claro que va a ocurrir algo nuevo
Ahora avanzo por el suelo. A esa hora de la mañana no hay ganas de ir por las lianas. Además, si voy en la megaliana me va a costar mucho el billete. Y tengo que ahorrar. Oigo el ruido de que alguien se acerca y veo que es Monik.
- ¡Hola, Keiny! - me saluda con una enorme sonrisa al verme.
Correspondo al saludo levantando la mano -¡Estoy muy nerviosa! Es una nueva etapa, no sé que hacer. En que sitio ponerme, ¿solo somos tu, Pati, Cata y yo las que vamos de la antigua clase? Pues hay que conocer nueva…
Y así me fue dando la tabarra hasta que llegamos al sitio denominado “instituto”. Era un conjunto de árboles centenarios que estaban huecos por dentro, y dónde se impartían las clases. Había un lago en medio con una exuberante cascada, pero lo que había al lado le quitó preciosidad.
Vemos que hay mucha gente apelotonada intentando mirar algo a través de un cristal de roca. No hay sitio para pasar ¡Claro! ¡Si no comieran tantas hamburguesas! Monik y yo nos acercamos como podemos, entre esa masa de culos gordos. Al final llegamos al cristal de roca y vemos que eran las listas de curso
- ¡Monik! ¡Keiny! Estamos en la misma clase - distinguimos a Cata, que intenta salir de aquel barullo de grasas
- Al menos comenzamos bien el día - en la cara de Monik vuelve a aparecer una amplia sonrisa.
-Sí, menos hay dentro que huele de todo, menos a rosas – Señalo con la cabeza
Y de repente, como si de magia se tratara, se cruza delante de nosotras un animal singular: Un lobo. Hay perros, gatos, hámster, monos, conejos, patos… ¿Pero lobos? Solo he visto algunos en las hojas de texto, pero reconozco al instante su raza
¿Quién es ese? Nunca le he visto ¿Es nuevo? Esas son las preguntas que se formulan los de patio
- Mira, Keiny, que bombón acaba de entrar - dijo Cata con una sonrisa traviesa.
Miré a aquel lobo. Se tenía que estar asando de calor, pues tenía un gran pelaje, que desde aquí se veía que era suave. Cómo no podía faltar, todas las chicas les miraban con cara de bobas ¡Iros a mirar a Justin Humberto!
Kurt

Odio que siempre que vaya a otro lugar diferente, otro instituto, todo el mundo se me quede mirando. Soy un lobo ¿vale? Lo sé, ahora mismo debería estar en la nieve por ahí en el quinto pino, pero El Jefe me ha mandado a esta absurda misión. Es un poco raro encontrar a un ángel por la selva, con la cantidad de animales que hay. Y de árboles y plantas. Me pregunto esa alergia repentina a las plantas tropicales que le han venido a mis compañeros.
Miré alrededor y algo me llamó la atención. Me giré hacia ello y vi algo especial, era un ángel. Los demonios tenemos una visión especial, y podemos ver si a una persona le rodea un aura blanca, ángel; negra, demonio; azul, persona normal o amarilla, muerto. Sí, los muertos tienen aura.
Pero no era un ángel cualquiera, era el ángel al por el que me han endiñado el trabajo. Mejor. Termino antes y veo el partido de la selección lobuneska.
Me acerqué con paso seguro hacia ella, las chicas que había alrededor me seguían mirando, y me ponían nervioso, podría haber saltado encima de alguna y espantarlas, pero era mejor pasar por un lobo normal. Es lo mismo que llegar y decir “Soy un ser de las sombras, huir u os condenaré el alma a vagar por el mundo eternamente” Bueno, algo de cuento hay en lo del alma, pero mejor exagerar.
Cuando estaba a dos metros de ella un conejo se puso en medio. Genial.
- ¡Hola! ¿Eres nuevo? ¿Cómo te llamas? - Su voz era chillona e irritante, pero me controlé y respondí con voz serena. Ya estoy acostumbrado a que la gente me pare por la selva
- Kurt - no dudé en decirle mi nombre de lobo, si hubiese dicho que me llamaba Araziel ya me imaginaba sus caras. Todos tenemos dos nombres: El de raza y el de demonio
- ¡Bonito nombre! Yo soy Catalina, pero puedes llamarme Cata, o si quieres Coni - movió su pequeña cola al decir esta última palabra. - Ella es Monik - señaló a la otra chica mono que había con ellas. - Y ella Keiny.
Ahora estaba totalmente seguro. La miré fijamente a los ojos, y antes de que apartara la vista incómoda, un destello blanco apareció en ellos.
Sonreí. No había sido tan difícil encontrarla.
Aunque ahora no podía actuar. Y ella no se fiaría de mí. Tengo que hacer algo para podérsela llevar al jefe y que la sacrifique. 
Antiguamente se creía que si matabas a un ángel de una manera especial y bebías su sangre, eras inmortal. Los pueblos demoniacos lo han seguido creyendo, pero el mundo está escaso de ángeles. Los humanos y los animales han creado el mal, destruido todo lo bello, haciendo que los Ángeles se mueran, porque este es su alimento, vida. Ver una planta viva, u oír la sonrisa de un niño es para un Ángel como tomar agua para tres días. Para los demonios es al contrario. Nos repugna lo cursi, y si oímos un grito de dolor es como saciar nuestra sed. Pero no solemos ser malvados, aunque sea la naturaleza. No podemos actuar con gente normal delante, porque eso las movilizaría. Solo se puede matar a un demonio con un amuleto angélico, y solo a un ángel con un amuleto demoniaco. 
Pero para Keiny era más difícil. Ya no quedaban ángeles tan puros en la tierra, todos habían sido eliminado o por los humanos o por nosotros. Y ella era especial.

"Solo el ángel puro dará la inmortalidad a los moradores oscuros si a la luz de las dos lunas y las brisas silvestres se hace la oración a los dioses"

Keiny

Seguía mirándome, me daba miedo, y no porque fuese un lobo, sino por esa mirada, esos oscuros ojos parecía que veían más allá de mí. Quise darme la vuelta e irme, pero me quedé ahí. Cata seguía hablando con él, pero Kurt no parecía darse cuenta.
- ¡Los de 1º A! Id a vuestra clase - nos llamó la secretaria del instituto, salvándome de tal incómodo momento. Casi corrí hasta la puerta, Monik y Cata iban detrás de mí y como siempre Cata seguía elogiando a Kurt:
- ¿Qué te ha parecido? No habla mucho, pero eso le hace parecer aún mejor...
Ni me molesté en seguir escuchándola, seguí a una mona, alta y que llevaba algunos papeles. Parecía que iba a ser nuestra tutora. Llegamos a la clase, y cada uno se sentó donde quería, como hacíamos siempre, pero la profesora cogió su lista y comenzó a nombrar a todos y señalando un sitio.
- No, el primer día y ya nos enseña cómo es - susurró Cata.
Oí, mi nombre y, perezosamente me levanté y fui a sentarme donde me había dicho. Llegué a mi sitio y vi que Kurt se acercaba al sitio que había a mi lado.  Bien, estaba al lado de Keiny, eso lo hacía mucho más fácil. A simple vista parecía una chica simplona, si nada que destacar, pero si entornaba los ojos veía ese aura pura que flotaba en ella.                                                                               

Keiny

-Ho...ho...hola -Me dijo ella tartamudeando. Seguro que estaba hechizada por mi guapura -So...so...soy Keiny
-Kurt, encantado - Encantado de tenerte a mi lado y terminar esta misión cuanto antes a chica mono se sentó en su asiento, y esperó a que los demás compañeros se sentaran. Una tal Catalina Zanahorias la sonreía y la giñaba el ojo. Típico de niñas adolescentes.


-Hay Dios, Hay Dios, ayayay Dios - Cata y Monik se dirigieron hacia mí al terminar la clase - No me fastidies que te ha tocado con el guaperas.
-Tía, que suerte -Dijo Monik
-Lo sé, casi me caigo al suelo al escucharlo - Las dije
-Pues ahora lo que tienes que hacer es ligártelo. Sea como sea. Chica, eres guapa y aunque se intente hacer el duro te estaba echando miraditas.
¡No he podido tener más suerte en mi vida!

Fuera del instituto, de camino a casa, Cata y Monik no paraban de decirme qué debía hacer para terminar saliendo con Kurt. Me ponían de los nervios, pero también me hacía gracia. Me acompañaron hasta el tronco del árbol donde vivía, y cuando pensé que ya se iban a ir, subieron conmigo y siguieron haciéndome el día imposible.
Eligieron la ropa que me podría al día siguiente, me enseñaron cómo debía comportarme cuando estaba a su lado, incluso me dijeron que debía maquillarme, cuando yo no lo había hecho nunca.
Al final del día, cuando ya había anochecido, casi tuve que echarlas a patadas de mi casa, porque querían quedarse a dormir para que no me olvidara de maquillarme ni me equivocara de ropa.
Son más pesadas que el pañal de un elefante cagado.
Cuando se fueron, suspiré aliviada. Ya era muy tarde así que me preparé para irme a dormir, pero antes de tumbarme en la cama y, por fin, descansar, vi a través de la ventana unos ojos brillantes que me observaban, parpadeé varias veces y desaparecieron, intenté pensar que eran imaginaciones mías.


¡Heces fecales! - Pensé - Me ha visto.
Suelo ser un poco fino para las expresiones, nací en una corte demoniaca con demasiados modales. Aunque cuando no aguanto más me pongo a blasfemar de lo lindo.
Al dato, que Keiny me había visto. O eso creo. Había estado toda la tarde espiándola, buscando el momento más oportuno para hacer ¡Zas! Y llevármela con migo. Pero no podía
Había habido muchos posibles momentos. Muchísimos, pero algo me impedía llevármela, y creo que se dé que era. Me he enamorado de su magia.
Una persona se enamora de otra, por la magia que lleva dentro. Es fácil enamorarse de un ángel. No porque sean bellos, si no porque tienen una esencia que te lleva a enamorarse. Creo que cuando miro a Keiny a los ojos, siento algo. Que esa magia angélica se lleva mis sentidos demoniacos. Las ganas de hacer daño, las ganas de ser un ser maligno.
¡No! Céntrate, céntrate. Misión: Llevar al Ángel a los pies de mi señor. Hazlo hazlo.
Pero cada vez que pienso en ella veo su aura llena de belleza y paz. Llévala, llévala….

Keiny

Me levanté con cuidado y me asomé a la ventana. No volvían a aparecer esos ojos extraños, pero no podía dormir tranquila, no paraba de dar vueltas sobre la cama. Sin aguantar más volví a asomarme y seguía sin ver nada. ¡Pero no! Yo no podía quedarme en mi habitación como una mona buena, tenía que salir, tenía que saber qué o quién esa eso. Me puse una chaqueta encima de los hombros y salí. Fuera todo estaba tranquilo, pero sentía algo, una esencia extraña impregnaba el aire. Había sentido eso antes, pero no había hecho caso.
Paso a paso, me acerqué a otro árbol. Paré delante de él y puse mi mano sobre él, sentía algo, casi se me hacía raro decirlo, ¿el árbol estaba vibrando? Y, de repente, algo saltó encima de mí y lo último que vi antes de desmayarme fue que todo se tornó negro.

-Has sido rápido – Dijo una voz
-Claro, Jefe
Poco a poco abrí los ojos. Me encontraba en algún sitio, pero no mi casa. Alguna de las dos voces que acababa de oír era familiar, me sonaba, pero no sabía cuál. El sonido fue amentando poco a poco como el volumen de una radio, hasta que a final pude oír todo con claridad. Se oía de fondo una cascada que caía en un lago. Solo conozco cerca la cascada de Laguas Frías, por la que supuse que es esta.
-Está todo preparado ¿No es así? - Preguntó la voz familiar
-Sí - Dijo otra voz. Era MUY siniestra. -Hoy morirá y por fin nuestro reino oscuro se alzará


Kurt

-Claro, Jefe - Le dije a mi jefe. Había sido fácil, salté encima de la mona y del susto se cayó al suelo desmayada. Mujeres.
Pero no podía quitarme de la cabeza que le iba hacer daño a un ser tan hermoso. Tan radiante, lleno de luz. Eché a vista a un lado y vi que la luna empezaba a reflejar su cuerpo inerte. ¡Hocicos! Se veía preciosa iluminada. Por muy mona que sea, era bella. Bella de alma
-Hoy estará muerta - Proseguí
"No si yo puedo evitarlo" –Pensé

Keiny

Alguien se acercó a mí, y un hocico acarició mi pelo ¿era eso un perro? Quise abrir los ojos, pero lo pensé mejor y descarté la idea, mejor hacer que seguía dormida.
- ¡Qué lástima! Es tan bella y tiene que morir - dijo la voz familiar, que era quien me había acariciado.
- ¿Lástima? ¿Te da lástima? Piensa en la inmortalidad que podrás conseguir gracias a ella, además es un mono, ¿dónde le ves la belleza? - el otro me estaba poniendo nerviosa, aunque no entendía sobre qué hablaba, tenía ganas de abrir los ojos y gritarle algo, pero me controlé, su voz decía que si hiciese algo así, no lo podría contar después.
Oí unos pasos alejarse, no eran pasos de ningún animal que conocía, agudicé el oído para intentar diferenciarlos, saber de quién podían ser, de a quién debería enfrentarme, pero mi memoria no conseguía recordar unos pasos tan sigilosos, ágiles y suaves.



Kurt

<< ¿Qué puedo hacer para salvarla?>> pensé. <<Quizás debería despertarla y contarle lo que planeamos, dos cerebros sirven más que uno>> No sé. Estaba hecho una enredadera de lianas. Y el ritual iba a comenzar
La volví a mirar, era tan frágil, esa esencia que emanaba de ella la hacía tan pequeña e inocente, ni siquiera sabía lo que es.
- Y morirá sin saberlo - dijo una voz a mis espaldas e hizo que me sobresaltara. - ¿Qué haces Araziel? ¿Te has encariñado de ella?
Me di la vuelta y me encontré cara a cara con mi hermano gemelo, hacía mucho tiempo que no nos veíamos, nunca nos habíamos llevado bien, y mucho menos cuando descubrió su don: leer la mente. 
- ¿Y a ti que te importa? Para ti eso es como si me encariñase con una hormiga. Nunca te importé y sospecho que nunca te importaré, hermano.
- No me llames así, quizás seamos hermanos de sangre, pero tú sabes que no compartes el don de la familia, eres un extraño Araziel, no perteneces a este mundo, eres incluso menos insignificante que cualquiera de esos con los que has estado esta mañana, en ese lugar al que llaman ¿instituto? - y estalló en carcajadas, no entendí por qué. - No sé qué haces aquí, deberían haberme mandado a mí esta misión, tú no tienes un talento como el mío. Siempre lo fastidias todo, normal que te hayas enamorado de ella, siempre lo tienes que joder todo.

¿Yo? ¿Joder todo? Tengo una paciencia de hierro, pero a mi hermano, la verdad, es que no le aguanto. Y soy paciente, pero me tiene hasta los pelos del hocico. Y di un paso al frente para decirle cuatro cositas. Estaba demasiado cabreado para pensar en el cuerpo inmóvil de Keiny que estaba a pocos metros de mí
-¿Yo? ¡Yo al menos tengo un poco de cabeza! Habló el que dejo a Madre muriéndose - Le grito. Todo el daño que mi hermano había hecho en el pasado era muy grande, y no me lo podía quitar.
-¡Siempre restregándomelo todo por la cara! ¡¿No te diste cuenta de que estaba embarazada de un bastardo?! -Me grita - Era una furcia
-No te atrevas a decir eso de Madre nunca más - Le digo despacio, intentando sucumbir mi rabia interior
-¿Por? ¡Lo era! -Y no puedo decir nada más, pues la rabia interna me puede y me lanzo a él con un rugido. Le pillo por sorpresa y puedo propinarle un arañazo con mi garra. -¿Esto no es solo por Madre, verdad? -Me dice alejándose un poco - Es por esa mona. ¿Qué te pasa con el angelito?
-¡Nada! -Miento - Y no quiero que...
-¡SILENCIO! -Retumba una voz por encima de la nuestra


Nos dimos la vuelta despacio, detrás nuestra estaba el jefe y parecía muy enfadado, mucho...
- ¿No te dije que no entraras aquí? Sabía que esto terminaría así, ¡siempre igual! - exclamó furioso a mi hermano. - ¡Sal de aquí! - le ordenó.
- Pero... - comenzó él.
- ¡Ahora! - exclamó en voz más alta y éste salió como si fuese un ratón y se hubiera encontrado con un gato.
- Y ahora tú me vas a explicar, ¿por qué habéis vuelto a discutir? ¿No puedes dejar tu lengua quieta por una vez? Ya sabes que él nunca callará
- Es que estaba...
- Déjate de explicaciones, creo que mejor iré a lo que de verdad quiero saber. ¿Qué hay entre el ángel y tú? Solo estuviste un día fuera y ya has comentado a tener... ¿sentimientos? - pronunció esta última palabra como si le diese asco.
- No, por supuesto que no. Todo eso son mentiras, ya sabes cómo es, siempre intentará hacerme más débil de lo que soy - era una mentira detrás de otra, pero no podía decirle la verdad si no quería pasar el resto de mi vida en las mazmorras de aquel lugar.
Me miró no sabiendo si creerme o no, pero al final cedió.
- Bueno, quizás sea verdad, quizás no, pero no me voy a meter en tu vida, ya has crecido y madurado y no voy a ir mirando tus pasos, tú sabes lo que te haces, pero ten cuidado. Solo te digo una cosa, si estropeas el sacrificio del ángel y si mañana sigue viva... -dejó la frase sin terminar, pero ya podía imaginarme lo que me esperaba.
Y sin más, salió de aquella habitación.

Keiny

Había estado presente en toda la conversación. Todo resultaba muy confuso para mí. ¿Ángel? ¿Sacrificio? ¿Quién era Araziel? 
Me sentía perdida, pero a la vez conseguía entender que aunque no supiera de qué iba eso, iba a acabar mal esa noche.

Era como si me vinieran martillazos por toda la cabeza. Estaba perdida.
Delante de mí había tres tíos discutiendo de algo de lo que no tenía ni idea. Uno de ellos el nuevo guapísimo. El otro, un lobo parecido a Kurt, y luego un lobo negro al que le llamaban jefe.
De repente unos pasos raudos se acercaron a mí. Unas patas calientes me acariciaron la cara
-Keiny - Susurro la voz de Kurt
-Kurt... -Dije en apenas un suspiro
-Déjalo, vámonos de aquí -Dijo antes de que perdiera la consciencia

FIN

Lilian

1 comentario:

Tu comentario me alegra a seguir escribiendo...GRACIAS!!