Pages

  • HOME
  • COLABORA
  • CONTACTO
CIENTO UN VIAJES
  • Home
  • Reseñas
  • más
    • Contacto
      • Contacto
      • Editoriales
    • Reseñamos tu obra
    • Colabora
  • Charlie Venom


Donado por: Editorial Atlantis

Cuando la legendaria batalla del desierto de Kirk-Baladh aún no se había borrado de la memoria de los más veteranos guerreros, el poder maligno del dragón Berhelliadath y sus seguidores amenaza de nuevo con destruir la paz del mundo de Hernia y acabar con sus fantásticos habitantes. El ejército de Zanal-Varim, conocido como los paladines de Briah, dirigidos por el caballero Edric Bridel, el aralim Morarg Vorn y el elfo Aradir Ingarion, entre otros valerosos personajes, serán los encargados de proteger a la reina Yvanna de las perversas intenciones que el general Kronendath tiene reservadas para su destino
.

OPINIÓN

Me ha gustado mucho este libro. Personalmente AMO cualquier libro de fantasía pero este tiene algo que atrae.

Briah es luz. Binah es oscuridad. Briah debe luchar contra Binah y Edric Bridel, el portador de la legendaria espada de Briah es el encargado de terminar de una vez por todas, junto el aralim Morarg Vorn y el elfo Aradir Igarion. 

Lo leí hace mucho, pero recuerdo que fue un gran libro. Cuando me llegó el libro dije "Uff, que pateo, tiene tantas hojas." Y no estaba yo en ese momento como para empezar a leer. Días después me desconecté de todo lo tecnológico porque, bueno... me castigaron y adelanté todos los libros que tenía que leer. Este fue el segundo que leí y de todos los que leí es del único del que me acuerdo bien. Lo que quiero decir es que aunque al principio no quería empezar a leerlo porque no me llamaba ni la portada ni en general... nada. Pero una vez que empecé, no pude parar de leer. 

Lo curioso es que me recordó mucho al Señor de los Anillos; muchos nombres, fantasía etc etc. Cosa que llama - por lo menos a mi, sí - es que este libro, desde el principio te cuenta la historia, te cuenta la batalla. No tienes que leerte el libro entero para saber como fue. Al principio puede parecer que esto es algo negativo, pero la autora hace un excelente trabajo y no nos deja en ningún momento aburridos. 

Otra cosa que me gustó, es que a pesar de que te va mostrando poco a poco su mundo, estás tan metido en la historia y lo cuenta tan bien que no te desesperas porque estás disfrutando de lo que te está contando en ese preciso instante, por muchas ganas que tengas de saber lo que va a pasarle a "tal" personaje. 

Personalmente me enamoré de Aradir y por eso cuando *¡MUY MUY! spoiler: cuando al final del libro pasó "eso" sentí como que se me desgarraba el alma. Fue el primer libro en el que llore tanto por un personaje.

La chica también es muy interesante. Mejor dicho, el grupo en general es MUY interesante. Divertido, inteligente, ingenioso... Es un grupo adictivo. Pero muy realista. Puedes ver que es un grupo de personajes estrictos, luchadores. No son unos niños, y lo saben.

Viajes positivos: Gran historia, con mucha fantasía. Personajes completos y realistas. Amor muy sutil pero que da al libro un toque picante. Tiene giros muy interesantes que yo no me esperaba. 

Viajes negativos: Muchos nombres (pero que te acabas aprendiendo). Portada aburrida. Al principio de la historia te cuesta saber de que pie cojea cada personaje y no sabes muy bien como es su personalidad o si es "bueno o malo" pero se te acaban pasando las dudas con el tiempo y podríamos considerar esto más bien un punto positivo a su favor, ya que te genera intriga.


PUNTUACIÓN: 5/5


"El paladín de la reina" es una novela que entusiasmará a los seguidores de sagas fantásticas como "El Señor de los Anillos" o "Crónicas de Narnia". Una obra épica donde se construye un universo fantástico en el que los personajes centrales deberán someterse a una serie de batallas para conseguir salvar al reino de Hernia de las crueles intenciones del dragón Berhelliadath.

2
Share

Este relato pertenece a Natalia y Angie, de los blogs Lobo Blanco y Forgotten Dreams, respectivamente. Según ellas cada una escribió conforme se les ocurrió a si que tenemos aquí un remix.

"No te puedo decir quién a escrito cada punto de vista porque mientras escribíamos a una se le ocurría qué iba a decir/pensar el otro personaje y lo escribíamos, así que los dos puntos de vista están escritos por las dos." Angie.


La profecía del Ángel

Keiny

Muchas veces cuando te despiertas sientes algo. A veces sientes sueño, otras veces sientes alegría, otras veces tristeza. Y esto me ha pasado muchas veces, pero lo que me ha pasado hoy no lo he sentido nunca. Es una sensación como algo frío eléctrico y a la vez hermoso. Serán cosas mías
Pero cosas raras atrás, hoy hay algo bueno. Hoy empiezo el instituto. Lo mejor es que voy con mi mejor amiga, Monik. En realidad se llama Mónica, pero su apodo le pega más. Mucha gente tiene el nombre de algo parecido a su especie. Mi amiga Mónica, al ser un mono, la llamamos Monik, a Catalina la llamamos Coni o Cata por ser un conejo, y a Patricia la llamamos Pati por ser un Pato. Aunque mí nombre a mí no me pega nada. ¿Keiny? Eso no te recuerda a ninguna especie... al menos que haya visto

Me desperezo pensando en todo lo que voy a hacer hoy. Elegir taquillas, mesas, aprenderme un porrón de nombres. Y esa sensación… rara ¿Y si pasara algo? ¡Pero qué digo! Hoy empiezo el instituto, claro que va a ocurrir algo nuevo
Ahora avanzo por el suelo. A esa hora de la mañana no hay ganas de ir por las lianas. Además, si voy en la megaliana me va a costar mucho el billete. Y tengo que ahorrar. Oigo el ruido de que alguien se acerca y veo que es Monik.
- ¡Hola, Keiny! - me saluda con una enorme sonrisa al verme.
Correspondo al saludo levantando la mano -¡Estoy muy nerviosa! Es una nueva etapa, no sé que hacer. En que sitio ponerme, ¿solo somos tu, Pati, Cata y yo las que vamos de la antigua clase? Pues hay que conocer nueva…
Y así me fue dando la tabarra hasta que llegamos al sitio denominado “instituto”. Era un conjunto de árboles centenarios que estaban huecos por dentro, y dónde se impartían las clases. Había un lago en medio con una exuberante cascada, pero lo que había al lado le quitó preciosidad.
Vemos que hay mucha gente apelotonada intentando mirar algo a través de un cristal de roca. No hay sitio para pasar ¡Claro! ¡Si no comieran tantas hamburguesas! Monik y yo nos acercamos como podemos, entre esa masa de culos gordos. Al final llegamos al cristal de roca y vemos que eran las listas de curso
- ¡Monik! ¡Keiny! Estamos en la misma clase - distinguimos a Cata, que intenta salir de aquel barullo de grasas
- Al menos comenzamos bien el día - en la cara de Monik vuelve a aparecer una amplia sonrisa.
-Sí, menos hay dentro que huele de todo, menos a rosas – Señalo con la cabeza
Y de repente, como si de magia se tratara, se cruza delante de nosotras un animal singular: Un lobo. Hay perros, gatos, hámster, monos, conejos, patos… ¿Pero lobos? Solo he visto algunos en las hojas de texto, pero reconozco al instante su raza
¿Quién es ese? Nunca le he visto ¿Es nuevo? Esas son las preguntas que se formulan los de patio
- Mira, Keiny, que bombón acaba de entrar - dijo Cata con una sonrisa traviesa.
Miré a aquel lobo. Se tenía que estar asando de calor, pues tenía un gran pelaje, que desde aquí se veía que era suave. Cómo no podía faltar, todas las chicas les miraban con cara de bobas ¡Iros a mirar a Justin Humberto!
Kurt

Odio que siempre que vaya a otro lugar diferente, otro instituto, todo el mundo se me quede mirando. Soy un lobo ¿vale? Lo sé, ahora mismo debería estar en la nieve por ahí en el quinto pino, pero El Jefe me ha mandado a esta absurda misión. Es un poco raro encontrar a un ángel por la selva, con la cantidad de animales que hay. Y de árboles y plantas. Me pregunto esa alergia repentina a las plantas tropicales que le han venido a mis compañeros.
Miré alrededor y algo me llamó la atención. Me giré hacia ello y vi algo especial, era un ángel. Los demonios tenemos una visión especial, y podemos ver si a una persona le rodea un aura blanca, ángel; negra, demonio; azul, persona normal o amarilla, muerto. Sí, los muertos tienen aura.
Pero no era un ángel cualquiera, era el ángel al por el que me han endiñado el trabajo. Mejor. Termino antes y veo el partido de la selección lobuneska.
Me acerqué con paso seguro hacia ella, las chicas que había alrededor me seguían mirando, y me ponían nervioso, podría haber saltado encima de alguna y espantarlas, pero era mejor pasar por un lobo normal. Es lo mismo que llegar y decir “Soy un ser de las sombras, huir u os condenaré el alma a vagar por el mundo eternamente” Bueno, algo de cuento hay en lo del alma, pero mejor exagerar.
Cuando estaba a dos metros de ella un conejo se puso en medio. Genial.
- ¡Hola! ¿Eres nuevo? ¿Cómo te llamas? - Su voz era chillona e irritante, pero me controlé y respondí con voz serena. Ya estoy acostumbrado a que la gente me pare por la selva
- Kurt - no dudé en decirle mi nombre de lobo, si hubiese dicho que me llamaba Araziel ya me imaginaba sus caras. Todos tenemos dos nombres: El de raza y el de demonio
- ¡Bonito nombre! Yo soy Catalina, pero puedes llamarme Cata, o si quieres Coni - movió su pequeña cola al decir esta última palabra. - Ella es Monik - señaló a la otra chica mono que había con ellas. - Y ella Keiny.
Ahora estaba totalmente seguro. La miré fijamente a los ojos, y antes de que apartara la vista incómoda, un destello blanco apareció en ellos.
Sonreí. No había sido tan difícil encontrarla.
Aunque ahora no podía actuar. Y ella no se fiaría de mí. Tengo que hacer algo para podérsela llevar al jefe y que la sacrifique. 
Antiguamente se creía que si matabas a un ángel de una manera especial y bebías su sangre, eras inmortal. Los pueblos demoniacos lo han seguido creyendo, pero el mundo está escaso de ángeles. Los humanos y los animales han creado el mal, destruido todo lo bello, haciendo que los Ángeles se mueran, porque este es su alimento, vida. Ver una planta viva, u oír la sonrisa de un niño es para un Ángel como tomar agua para tres días. Para los demonios es al contrario. Nos repugna lo cursi, y si oímos un grito de dolor es como saciar nuestra sed. Pero no solemos ser malvados, aunque sea la naturaleza. No podemos actuar con gente normal delante, porque eso las movilizaría. Solo se puede matar a un demonio con un amuleto angélico, y solo a un ángel con un amuleto demoniaco. 
Pero para Keiny era más difícil. Ya no quedaban ángeles tan puros en la tierra, todos habían sido eliminado o por los humanos o por nosotros. Y ella era especial.

"Solo el ángel puro dará la inmortalidad a los moradores oscuros si a la luz de las dos lunas y las brisas silvestres se hace la oración a los dioses"

Keiny

Seguía mirándome, me daba miedo, y no porque fuese un lobo, sino por esa mirada, esos oscuros ojos parecía que veían más allá de mí. Quise darme la vuelta e irme, pero me quedé ahí. Cata seguía hablando con él, pero Kurt no parecía darse cuenta.
- ¡Los de 1º A! Id a vuestra clase - nos llamó la secretaria del instituto, salvándome de tal incómodo momento. Casi corrí hasta la puerta, Monik y Cata iban detrás de mí y como siempre Cata seguía elogiando a Kurt:
- ¿Qué te ha parecido? No habla mucho, pero eso le hace parecer aún mejor...
Ni me molesté en seguir escuchándola, seguí a una mona, alta y que llevaba algunos papeles. Parecía que iba a ser nuestra tutora. Llegamos a la clase, y cada uno se sentó donde quería, como hacíamos siempre, pero la profesora cogió su lista y comenzó a nombrar a todos y señalando un sitio.
- No, el primer día y ya nos enseña cómo es - susurró Cata.
Oí, mi nombre y, perezosamente me levanté y fui a sentarme donde me había dicho. Llegué a mi sitio y vi que Kurt se acercaba al sitio que había a mi lado.  Bien, estaba al lado de Keiny, eso lo hacía mucho más fácil. A simple vista parecía una chica simplona, si nada que destacar, pero si entornaba los ojos veía ese aura pura que flotaba en ella.                                                                               

Keiny

-Ho...ho...hola -Me dijo ella tartamudeando. Seguro que estaba hechizada por mi guapura -So...so...soy Keiny
-Kurt, encantado - Encantado de tenerte a mi lado y terminar esta misión cuanto antes a chica mono se sentó en su asiento, y esperó a que los demás compañeros se sentaran. Una tal Catalina Zanahorias la sonreía y la giñaba el ojo. Típico de niñas adolescentes.


-Hay Dios, Hay Dios, ayayay Dios - Cata y Monik se dirigieron hacia mí al terminar la clase - No me fastidies que te ha tocado con el guaperas.
-Tía, que suerte -Dijo Monik
-Lo sé, casi me caigo al suelo al escucharlo - Las dije
-Pues ahora lo que tienes que hacer es ligártelo. Sea como sea. Chica, eres guapa y aunque se intente hacer el duro te estaba echando miraditas.
¡No he podido tener más suerte en mi vida!

Fuera del instituto, de camino a casa, Cata y Monik no paraban de decirme qué debía hacer para terminar saliendo con Kurt. Me ponían de los nervios, pero también me hacía gracia. Me acompañaron hasta el tronco del árbol donde vivía, y cuando pensé que ya se iban a ir, subieron conmigo y siguieron haciéndome el día imposible.
Eligieron la ropa que me podría al día siguiente, me enseñaron cómo debía comportarme cuando estaba a su lado, incluso me dijeron que debía maquillarme, cuando yo no lo había hecho nunca.
Al final del día, cuando ya había anochecido, casi tuve que echarlas a patadas de mi casa, porque querían quedarse a dormir para que no me olvidara de maquillarme ni me equivocara de ropa.
Son más pesadas que el pañal de un elefante cagado.
Cuando se fueron, suspiré aliviada. Ya era muy tarde así que me preparé para irme a dormir, pero antes de tumbarme en la cama y, por fin, descansar, vi a través de la ventana unos ojos brillantes que me observaban, parpadeé varias veces y desaparecieron, intenté pensar que eran imaginaciones mías.


¡Heces fecales! - Pensé - Me ha visto.
Suelo ser un poco fino para las expresiones, nací en una corte demoniaca con demasiados modales. Aunque cuando no aguanto más me pongo a blasfemar de lo lindo.
Al dato, que Keiny me había visto. O eso creo. Había estado toda la tarde espiándola, buscando el momento más oportuno para hacer ¡Zas! Y llevármela con migo. Pero no podía
Había habido muchos posibles momentos. Muchísimos, pero algo me impedía llevármela, y creo que se dé que era. Me he enamorado de su magia.
Una persona se enamora de otra, por la magia que lleva dentro. Es fácil enamorarse de un ángel. No porque sean bellos, si no porque tienen una esencia que te lleva a enamorarse. Creo que cuando miro a Keiny a los ojos, siento algo. Que esa magia angélica se lleva mis sentidos demoniacos. Las ganas de hacer daño, las ganas de ser un ser maligno.
¡No! Céntrate, céntrate. Misión: Llevar al Ángel a los pies de mi señor. Hazlo hazlo.
Pero cada vez que pienso en ella veo su aura llena de belleza y paz. Llévala, llévala….

Keiny

Me levanté con cuidado y me asomé a la ventana. No volvían a aparecer esos ojos extraños, pero no podía dormir tranquila, no paraba de dar vueltas sobre la cama. Sin aguantar más volví a asomarme y seguía sin ver nada. ¡Pero no! Yo no podía quedarme en mi habitación como una mona buena, tenía que salir, tenía que saber qué o quién esa eso. Me puse una chaqueta encima de los hombros y salí. Fuera todo estaba tranquilo, pero sentía algo, una esencia extraña impregnaba el aire. Había sentido eso antes, pero no había hecho caso.
Paso a paso, me acerqué a otro árbol. Paré delante de él y puse mi mano sobre él, sentía algo, casi se me hacía raro decirlo, ¿el árbol estaba vibrando? Y, de repente, algo saltó encima de mí y lo último que vi antes de desmayarme fue que todo se tornó negro.

-Has sido rápido – Dijo una voz
-Claro, Jefe
Poco a poco abrí los ojos. Me encontraba en algún sitio, pero no mi casa. Alguna de las dos voces que acababa de oír era familiar, me sonaba, pero no sabía cuál. El sonido fue amentando poco a poco como el volumen de una radio, hasta que a final pude oír todo con claridad. Se oía de fondo una cascada que caía en un lago. Solo conozco cerca la cascada de Laguas Frías, por la que supuse que es esta.
-Está todo preparado ¿No es así? - Preguntó la voz familiar
-Sí - Dijo otra voz. Era MUY siniestra. -Hoy morirá y por fin nuestro reino oscuro se alzará


Kurt

-Claro, Jefe - Le dije a mi jefe. Había sido fácil, salté encima de la mona y del susto se cayó al suelo desmayada. Mujeres.
Pero no podía quitarme de la cabeza que le iba hacer daño a un ser tan hermoso. Tan radiante, lleno de luz. Eché a vista a un lado y vi que la luna empezaba a reflejar su cuerpo inerte. ¡Hocicos! Se veía preciosa iluminada. Por muy mona que sea, era bella. Bella de alma
-Hoy estará muerta - Proseguí
"No si yo puedo evitarlo" –Pensé

Keiny

Alguien se acercó a mí, y un hocico acarició mi pelo ¿era eso un perro? Quise abrir los ojos, pero lo pensé mejor y descarté la idea, mejor hacer que seguía dormida.
- ¡Qué lástima! Es tan bella y tiene que morir - dijo la voz familiar, que era quien me había acariciado.
- ¿Lástima? ¿Te da lástima? Piensa en la inmortalidad que podrás conseguir gracias a ella, además es un mono, ¿dónde le ves la belleza? - el otro me estaba poniendo nerviosa, aunque no entendía sobre qué hablaba, tenía ganas de abrir los ojos y gritarle algo, pero me controlé, su voz decía que si hiciese algo así, no lo podría contar después.
Oí unos pasos alejarse, no eran pasos de ningún animal que conocía, agudicé el oído para intentar diferenciarlos, saber de quién podían ser, de a quién debería enfrentarme, pero mi memoria no conseguía recordar unos pasos tan sigilosos, ágiles y suaves.



Kurt

<< ¿Qué puedo hacer para salvarla?>> pensé. <<Quizás debería despertarla y contarle lo que planeamos, dos cerebros sirven más que uno>> No sé. Estaba hecho una enredadera de lianas. Y el ritual iba a comenzar
La volví a mirar, era tan frágil, esa esencia que emanaba de ella la hacía tan pequeña e inocente, ni siquiera sabía lo que es.
- Y morirá sin saberlo - dijo una voz a mis espaldas e hizo que me sobresaltara. - ¿Qué haces Araziel? ¿Te has encariñado de ella?
Me di la vuelta y me encontré cara a cara con mi hermano gemelo, hacía mucho tiempo que no nos veíamos, nunca nos habíamos llevado bien, y mucho menos cuando descubrió su don: leer la mente. 
- ¿Y a ti que te importa? Para ti eso es como si me encariñase con una hormiga. Nunca te importé y sospecho que nunca te importaré, hermano.
- No me llames así, quizás seamos hermanos de sangre, pero tú sabes que no compartes el don de la familia, eres un extraño Araziel, no perteneces a este mundo, eres incluso menos insignificante que cualquiera de esos con los que has estado esta mañana, en ese lugar al que llaman ¿instituto? - y estalló en carcajadas, no entendí por qué. - No sé qué haces aquí, deberían haberme mandado a mí esta misión, tú no tienes un talento como el mío. Siempre lo fastidias todo, normal que te hayas enamorado de ella, siempre lo tienes que joder todo.

¿Yo? ¿Joder todo? Tengo una paciencia de hierro, pero a mi hermano, la verdad, es que no le aguanto. Y soy paciente, pero me tiene hasta los pelos del hocico. Y di un paso al frente para decirle cuatro cositas. Estaba demasiado cabreado para pensar en el cuerpo inmóvil de Keiny que estaba a pocos metros de mí
-¿Yo? ¡Yo al menos tengo un poco de cabeza! Habló el que dejo a Madre muriéndose - Le grito. Todo el daño que mi hermano había hecho en el pasado era muy grande, y no me lo podía quitar.
-¡Siempre restregándomelo todo por la cara! ¡¿No te diste cuenta de que estaba embarazada de un bastardo?! -Me grita - Era una furcia
-No te atrevas a decir eso de Madre nunca más - Le digo despacio, intentando sucumbir mi rabia interior
-¿Por? ¡Lo era! -Y no puedo decir nada más, pues la rabia interna me puede y me lanzo a él con un rugido. Le pillo por sorpresa y puedo propinarle un arañazo con mi garra. -¿Esto no es solo por Madre, verdad? -Me dice alejándose un poco - Es por esa mona. ¿Qué te pasa con el angelito?
-¡Nada! -Miento - Y no quiero que...
-¡SILENCIO! -Retumba una voz por encima de la nuestra


Nos dimos la vuelta despacio, detrás nuestra estaba el jefe y parecía muy enfadado, mucho...
- ¿No te dije que no entraras aquí? Sabía que esto terminaría así, ¡siempre igual! - exclamó furioso a mi hermano. - ¡Sal de aquí! - le ordenó.
- Pero... - comenzó él.
- ¡Ahora! - exclamó en voz más alta y éste salió como si fuese un ratón y se hubiera encontrado con un gato.
- Y ahora tú me vas a explicar, ¿por qué habéis vuelto a discutir? ¿No puedes dejar tu lengua quieta por una vez? Ya sabes que él nunca callará
- Es que estaba...
- Déjate de explicaciones, creo que mejor iré a lo que de verdad quiero saber. ¿Qué hay entre el ángel y tú? Solo estuviste un día fuera y ya has comentado a tener... ¿sentimientos? - pronunció esta última palabra como si le diese asco.
- No, por supuesto que no. Todo eso son mentiras, ya sabes cómo es, siempre intentará hacerme más débil de lo que soy - era una mentira detrás de otra, pero no podía decirle la verdad si no quería pasar el resto de mi vida en las mazmorras de aquel lugar.
Me miró no sabiendo si creerme o no, pero al final cedió.
- Bueno, quizás sea verdad, quizás no, pero no me voy a meter en tu vida, ya has crecido y madurado y no voy a ir mirando tus pasos, tú sabes lo que te haces, pero ten cuidado. Solo te digo una cosa, si estropeas el sacrificio del ángel y si mañana sigue viva... -dejó la frase sin terminar, pero ya podía imaginarme lo que me esperaba.
Y sin más, salió de aquella habitación.

Keiny

Había estado presente en toda la conversación. Todo resultaba muy confuso para mí. ¿Ángel? ¿Sacrificio? ¿Quién era Araziel? 
Me sentía perdida, pero a la vez conseguía entender que aunque no supiera de qué iba eso, iba a acabar mal esa noche.

Era como si me vinieran martillazos por toda la cabeza. Estaba perdida.
Delante de mí había tres tíos discutiendo de algo de lo que no tenía ni idea. Uno de ellos el nuevo guapísimo. El otro, un lobo parecido a Kurt, y luego un lobo negro al que le llamaban jefe.
De repente unos pasos raudos se acercaron a mí. Unas patas calientes me acariciaron la cara
-Keiny - Susurro la voz de Kurt
-Kurt... -Dije en apenas un suspiro
-Déjalo, vámonos de aquí -Dijo antes de que perdiera la consciencia

FIN
1
Share

Escritoras: 
Ailec Ravot    Blog:  www.lascosasdeailec.blogspot.com           George (ángel)
Maria Od       Blog: www.idilioenlaoscuridadtotal.blogspot.com   Misty (demonio)



Hasta que las alas nos separen


“Te quiero”, me decía cada vez que me veía; ahora estaba frente a  mí, apuntándome con su espada dorada, y no era muy distinta su mirada celeste que atrapa, a la miraba que ponía cuando pronunciaba aquello.

Yo también estaba apuntando a su cuello con mi espada negra, y mientras él dudaba una y mil veces, yo estaba embelesada con el hermoso par de alas blancas que salían de su espalda. Y mi misión era evitar que volaran otra vez.

Sabia que estaba sufriendo, lo sabia por la pequeña mueca que había en sus labios, sabia que no se atrevería a dañarme, principalmente porque George jamás iría contra su naturaleza; pero, ¿yo tenia que rendirme? Yo no quería ir contra mi naturaleza, ¿no me conoce bien?

Era inútil tratar de explicarle, solo lograría hacerle más daño, ¿y no era eso  lo que yo quería? Lo que debía hacer.

-Ríndete George, si quieres sobrevivir tendrás que ser mi prisionero
-En otros tiempos, tu oferta me hubiera resultado muy tentadora, con tal de estar tu y yo juntos, pero ahora ya no.
-Es eso o serás una víctima más de la catástrofe – lo rete porque podía sentir la mentira en su voz
-¿creía que ya no te importaba lo que pase conmigo?
-No me importa – así de fácil se rompe una promesa, aunque por dentro me resulte imposible arrancarlo de mi corazón.
-Recuerdo muy bien la tarde en que descubrí todas tus mentiras… - Fue el mismo día en que él dejo de decirme: “te quiero”, a secas; y empezó a agregarle una palabra más: “Te quiero salvar”.

Como siempre, yo estaba pérdida en sus ojos celestes mientras George tiraba de mi brazo, su contacto cálido me hacia temblar, su voz llegaba  a mi oído con una ternura incomparable, yo que no podía evitar herirlo, era una cualidad inconsciente; justo a él que me ama tanto. Me suplicaba intensamente, lo único que le importaba en ese momento era convencerme de traicionar a los demonios.

-Tu no ganas nada, George.
-Salvaríamos el mundo
-Eso no llama mi atención
-Quizá no, aun no lo creo, ¿Tu?, mi tierna Misty – ella sonreía - ¿estar conmigo tampoco te tienta?
-¿tratas de tentar a un demonio?; Los ángeles no me van a perdonar, no seas ingenuo.
- Sabes que yo te perdono, y si te arrepientes…
-No puedo, soy lo que soy, tu enemiga
-pero también eres mi esposa
-ya no; un ángel no puede amar a una demonio, te quemarías…
-Ya ardo de dolor cuando no te tengo cerca Misty
-Entiéndelo George, no podemos estar juntos, no me puedes salvar, es imposible
- lo mas horrendo es estar lejos de ti, no quiero olvidarte, te necesito, mi vida no es nada sin ti
-Pues para mí ya no significas nada – me dijo bien claro y fuerte
-No es cierto, sigues mintiéndome y a ti también te estas mintiendo
-Tienes razón, claro que significas algo – se ilumino un poco mi rostro – eres el sucio y tonto ángel que voy a exterminar, eso eres George.
-Hazlo ahora – reproche, pero sonaba mas como un susurro
-Así de sencillo…, no me da gusto
-¡y que mas da! ¡Hazlo ahora! – gritaba  apenas con la voz quebrada - ¡o es ahora o nunca! Nunca más tendrás la oportunidad.
-Ya no quedan ángeles, pero mira alrededor y empieza a contar a mis demonios, no terminarías hoy; mira bien, que ya no hay esperanza para el mundo.
-No dejare que destruyas el mundo. Te atrapare antes y entonces…
-¿Cómo lo harás, como piensas detenerme, como vas a atraparme?  - interrumpió la sentencia, me quede mudo pero no hacían falta mas palabras.

George se fue volando justo después de dedicarme una mirada furiosa. No creo que estuviera enterado de lo fácil que podía resultarle atraparme con su mirada, como la primera vez de muchas tantas.

-ya no me importas nada George, mucho menos tus tristes recuerdos – sabia que jamás aceptaría ser mi esclavo por las buenas, entonces tendría que asegurar su salvación por las malas.

Yo la quería, no sabía por qué pero la continuaba amando por encima de todo, no me importaba morir.

-Misty… hice una promesa, la promesa de que te amaría y te protegería por siempre, no dejaré que unas alas se interpongan entre nosotros, yo te sigo queriendo y me da igual lo que digas o lo que pienses, para mí, siempre serás mi esposa.

-Vaya, no se te acaban las palabras ni cuando te estoy apuntando con una espada y a punto de matarte –dijo con algo de ironía en su voz.

La conocía, podía ver en sus ojos que mis palabras le había causado una cierta sorpresa, aunque fuera mínima, y eso significaba que me seguía queriendo aun en un recuerdo vano, de esos que siempre están ahí pero te esfuerzas en olvidar.

Yo lo quería, no sabía por qué pero lo continuaba amando por encima de todo, no tenía miedo a las represalias de los demonios de mi bando, ni a la prohibición, de que el hecho de amarlo me quemaba por dentro.

En mi interior, mi parte humana me insistía en que me había equivocado de lugar. A veces, chillaba alto y me provocaba dolor de cabeza, pero como demonio era fuerte, mucho más que un humano.

-Lo siento, George –levanté mi espada, con la intención de dar el golpe final.

Levantó, la espada, con la intención de dar el golpe final. No podía creer que fuera a hacerlo, tanto tiempo junto a ella, tantos años amándola y nunca significó nada. Me sentía estúpido y a la vez furioso, por un amor no correspondido del que me debería haber dado cuenta antes. Podría haber luchado con los míos, tal vez ahora estaría muerto pero tarde o temprano iba a correr la misma suerte.

Esperé el golpe, que, para mi sorpresa, no llegó.

Arrojé la espada a un lado, mi parte humana no era tan fuerte como para luchar contra mi parte de demonio, pero el amor que sentía hacia George era demasiado poderoso.

Acerqué mi rostro al suyo y le besé en los labios.

Quemaba, pero yo era feliz.

Quemaba, pero yo era feliz.

Le pasé una mano por la cintura y la pegué contra mí. Nuestro amor tenía un precio que yo, ahora más que nunca, estaba dispuesto a pagar.

Nuestro amor tenía un precio, y yo también estaba dispuesta a pagarlo.

-Te amo, George.

-Te amo, Misty.

Notaba el dolor recorriendo cada fibra de mi cuerpo, “si un ángel ama a un demonio, deberán consumirse en el fuego de su propia pasión y desaparecer” ¿Era eso lo que me esperaba? ¿Sería como si nunca hubiese existido?

Sería como si nunca hubiese existido, pero si era junto a él no me importaba. Nuestros cuerpos se desvanecían. Yo casi no lograba visualizar a mi marido, y supongo que su situación sería parecida. Tenía algo de miedo pero sus brazos me proporcionaban seguridad. En los momentos difíciles, George siempre ha estado a mi lado, manteniéndose sereno, fuera cual fuera la situación, me corregía todos mis errores, me apoyaba en mis decisiones, me protegía y me amaba, y yo había estado a punto de matarlo apenas unos segundos atrás, debía pensar que era la persona más miserable del mundo, podía haberme rechazado, pero me aceptaba, me perdonaba y continuaba amándome como cuando ambos dimos el “si quiero” hace unos meses.

La tierra dejó de temblar, el cielo, quebrado y de color rojizo volvió a su habitual azul. Poco a poco, todo se estabilizaba. El 21 de diciembre tan temido llegaba a su fin sin que el Apocalipsis hubiera concluido.

Me apreté más contra él y, unidos, nos desvanecimos, ajenos a que a nuestro alrededor, las cosas volvían a la normalidad, los ángeles al cielo, los demonios al infierno, y nuestro amor prohibido, al olvido más absoluto.

***

El despertador, puntual como siempre, sonó.

Abrí lentamente los ojos, el sol se filtraba a través de las cortinas de nuestra habitación.

-Misty –la llamé-. Vamos a llegar tarde a trabajar.

-Que te den –me soltó, con su habitual buen humor matutino.

Me levanté y me vestí, mi esposa se hizo un ovillo con la sábana y se durmió de nuevo.

Preparé el desayuno y me entretuve mirando el calendario. 22 de diciembre, algo me decía que ese día era muy especial, pero no sabía qué.

Unos brazos delgados me agarraron por la cintura haciendo que me sobresaltara.

-Siempre tan asustadizo… -le reproché.

-Eso no vale, estaba concentrado –repuso, ofendido.

Le dí un beso en los labios y miré el calendario. Hoy me parecía un día especial, pero no sabía por qué.

Volví la mirada hacia mi marido y sonreí. Él me devolvió la sonrisa.

-Vamos a llegar tarde a trabajar –repitió.

Puse los ojos en blanco y él exhaló un pequeño suspiro de resignación.

Nuestras peleas eran habituales, éramos contrarios, a veces me preguntaba como era posible que nosotros dos hubiéramos acabado juntos, luego lo miraba y me decía a mi misma:

“El amor no tiene sentido, no le busques explicación, no la tendrá”

FIN
2
Share

Escritoras:Cali Axfer http://nubesdeverso.blogspot.com.es/ (punto de vista del demonio)
Ivonne http://timeforeverything18.blogspot.com (punto de vista del ángel) 


P.D: Ellas pusieron unas fotos en el texto pero por desgracia no me deja ponerlas en la entrada. ¡Lo siento chicas!

***

ANTES QUE SE PONGA EL SOL
By: Calina Axfer
INTRODUCCIÓN

-La señorita Skaaren se encuentra a la espera de su Usía.-informó un hombre de avanzada edad y postura respetuosa, asomando la pequeña cabeza por la puerta de la habitación.
-Gracias, Roger. Enseguida bajo.-respondió una voz masculina.
Un joven de angulosas facciones y oscuros ojos recogía con calma documentos sobre una gran mesa de madera de roble, posiblemente.
Se encontraba en una clara e iluminada habitación con vistas a un fabuloso paisaje otoñal.
Estaban a mediados de octubre y las hojas de los árboles no habían completado su descenso habitual todavía.
El chico aparentaba unos diecinueve años. Lisos mechones de cabello oscuro rodeaban su cara enmarcándola cual obra de DaVinci.
Unos increíbles ojos azules casi negros observaban con expectación por el ventanal.
No estaba nervioso por tener a una invitada aguardando su llegada en la escalera. De hecho, la calma parecía inundarlo.
Cuando hubo terminado de recoger, se dio media vuelta, adecentó sus ropas y se dispuso a salir al vestíbulo a recibir a la señorita.
-¡Patryce!-exclamó con los brazos abiertos-Encantado de verte.
Comentó con una sonrisa mientras plantaba un beso en el dorso de la mano de Patryce.
Ella respondió de igual manera, entusiasmada.
-¿Has encontrado algo, Darren?-dispuso la cuestión con bastante ansiedad.
-Si-su rostro se ensombreció levemente-. Algo sí que he encontrado.
La cogió por la muñeca con suavidad y la condujo a la estancia de donde antes había salido. Los volantes de su vestido ondeaban al caminar.
Ella se quedó anclada en la puerta.
Pisar la habitación de un miembro del linaje Lovejoy infundía respeto a gran parte de la nobleza de Farwestain. 
Darren hizo un gesto para que entrase y ella asintió levemente, entrando en la estancia con paso inseguro.
Se acercó a la mesa. Las manos le temblaban un poco e intentaba forzar una dulce sonrisa, sin demasiado éxito.
De entre los papeles, el joven Lovejoy sacó un libro, no demasiado breve, y se lo mostró.
Las tapas eran oscuras y unas letras grises (que debieron ser plateadas tiempo atrás) adornaban la portada, sucia de grasa y otras substancias que no llegaban a adivinarse.
-Aquí puedes encontrarlo todo sobre los linajes de Farwestain.
En ese instante, Darren comenzó a convulsionarse entre arcadas. Patryce, asustada, olvidó toda precaución y lo condujo rápidamente a la cama.
Ella gritaba, no sabía qué le estaba ocurriendo al joven, pero en su pecho, la piel comenzaba a oscurecerse a la par que Darren se sumergía en un profundo sueño.

Darren Lovejoy,
The Demon
By: Calina Axfer

La oscuridad me rodeaba. Percibía algo de calor en el centro de mi pecho. Los ojos me escocían y sentía como si me hubiesen atizado cien latigazos en la espalda.
Al fondo de aquella inmensidad, una diminuta luz, como esperanza en la desgracia, comenzó a parpadear lentamente.
  Aparecía... desaparecía... aparecía... desaparecía... aparecía...
Me recordaba a aquellas torturas que se hacían antes. Encarcelaban a la dente en lugares aislados, con una luz continuamente parpadeando.
Se me vinieron a la cabeza las numerosas veces que había recorrido pasillos oscuros repletos de gemidos de agonía y dolor. Supongo que me lo merecía. Tal vez era un castigo del cielo, de donde suele decirse que caen bendiciones. Allí no hacía mucho calor, pero seguramente el ambiente de mi presunta cárcel era para que me “sintiera como en casa”.
Probé a levantarme, pero los tobillos cedieron, adormilados, y caí. Me arrastré hasta la luz, intentando no apoyar en el suelo (o lo que quiera que fuese esa superficie) el torso, que prácticamente me ardía.
Cuando al fin llegué, los músculos de mis brazos no aguantaron y me di de bruces en tierra. Casi sentía miedo de lo que podría encontrar bajo aquella zona semi iluminada cuando abriese los ojos.
Lo hice sin pensar demasiado en ello. Observé mis muñecas y antebrazos. Líneas negras los cruzaban. La sangre (como habitualmente ocurría) se habría secado el instante después de abrirse la piel.
Quienquiera que hubiese intentado hacerme daño, no conocía precisamente las características fisionómicas de los que eran como yo.
Dirigí entonces la mirada hacia mi pecho, con casi ningún esfuerzo: una enorme y oscura mancha oscura lo cubría casi completamente.
No tenía ni la más remota idea de qué era o como había ido a parar allí, pero me comenzaba a producir un incesante mareo...
Sacudí fuertemente la cabeza. Oía gritos como los de las celdas, gritos que pronunciaban un nombre que me era familiar, pero que no reconocía.
-¡Por favor! ¡Darren! ¡Señor Lovejoy!-un par de voces me atormentaban. Sus terriblemente agudos timbres taladraban mis tímpanos.
-¡Basta ya!-exclamé ya sin poder soportarlo.
Me incorporé a duras penas, luchando contra la fuerza que oprimía mis pulmones. Una clara figura permanecía de pie frente a mí. No recordaba ya su nombre... tantas personas y años habían pasado... Patryce. Eso era. Patryce. Casi un ángel de la guarda para mí, por muy extraño que pudiera sonar en boca de alguien como yo... alguien cuyo apelativo común era “demonio” o “ser del Infierno”.
No, nunca habían visto mis ojos semejante claridad. Casi producía dolor en las córneas y el corazón. Su carita se torcía con miedo, mirando hacia mi pecho. ¿Qué cosa podía aterrorizarla tanto?
Tal vez era yo mismo. Yo mismo, mi persona. Decidí averiguarlo, bajando la mirada hacia mi torso, como en el sueño había hecho.
Los tres. El hombre con traje de pingüino, ella y yo observábamos, cada uno con su opinión al respecto, la enorme mancha negra que se extendía por la parte superior de mi cuerpo.
-Patryce, no...-conseguí susurrarle, mientras escuchaba como el hombre marchaba apresurado de la habitación.-no te asustes. No pasa nada. Es solo un sueño, una mancha, una pesadilla.
Retrocedió. Era normal que me temiese. Ella era... Patryce y yo un maléfico demonio de las profundidades del mundo. Realmente merecía aquella maldición, por todas las vidas que me había cobrado, y por las que podría cobrarme por odio, amor o simple diversión.
-Tú no lo entiendes.-me reprochó mi ángel.-Esa es... es la Maldición de los Oscuros. La perdición de los demonios. La muerte y la vida en carne viva. La Maldición que lanzan... lanzamos nosotros, los ángeles.
No logré comprender aquella última frase, ¿lanzamos? Yo ya sabía que ella era brillante, hermosa, perfecta. Pero lo de ser un ángel era algo aterrador. Algo terriblemente puro. Algo que nosotros no podíamos comprender, y Patryce tampoco podía.
-Sé que... sé que eres como un ángel, Patryce, pero...-intenté convencerla.
-Darren Lovejoy, o cualquiera que sea tu nombre.-escupió casi con odio, cosa complicada en un ser como ella.- No soy como un ángel, simplemente yo soy. Y esa Maldición de los Oscuros, creo recordar, fue la primera que el Gran Consejo de Angelia,-pronunció mencionando la Capital de los ángeles.-me obligó conjurar. FIN 1ª PARTE

Patryce,The Angel
By Ivonne

Como podía ser esto posible, Darren no podía ser un demonio, pero las señales estaban ahí, solo de esa forma la maldición se hacía activa, nos habíamos acercado más de lo normal, yo confiaba en él pero esto ya era imposible, tenía que avisar a mis superiores de lo contrario podría ser una catástrofe y mi reputación quedaría por los suelos.
-No puede ser, tú no puedes ser un…-empecé a alejarme, tenía que escapar de ahí y rápido-. ¡Alto!-entonces vi lo que sostenía entre sus manos… el cuchillo Sheffield, él único capaz de inmovilizar y detener a un ángel, lo mire con asombro, ya no éramos los mismos, ahora había una lucha entre nosotros, entre nuestra especie y ninguno daría su brazo a torcer.
-Sabes, que no puedes hacer nada contra mí, ese cuchillo solo es una leyenda, los ángeles no pueden ser detenidos y menos por demonios de tu calaña.
-Jamás lo usaría contra ti.
-Como yo jamás te lanzaría la maldición-nos quedamos mirando fijamente hasta que bajo el cuchillo.
-Lo digo en serio, nunca sospechaste de mí, así que la maldición no me la lanzaste tú, alguien sabe lo que somos y por eso paso esto-se sentó en la cama-tenemos que trabajar juntos para saber qué es lo que está pasando.
-Yo no trabajo con gente como tú.
-Patryce, soy el mismo de siempre.
-No, eres un demonio.
-Los demonios ya no somos lo que éramos antes, hemos evolucionado, ya no hay motivos para que…
-Detente, digas lo que digas no cambiara las cosas, somos diferente y lo que nos unía se ha acabado-me di la vuelta y salí de la habitación, pero no llegue muy lejos, algo había en el ambiente y no podía descifrar que era pero antes de dar un paso más fui bloqueada por un grupo de hombres.
-Pero que tenemos aquí, creo que un pequeño angelito ha caído en nuestras redes-no era posible que ellos supieran lo que yo era, ¿quiénes eran ellos y cómo sabían lo que yo era?-Hemos estado esperando mucho tiempo que descubrieran que era cada uno y por fin nuestro deseo se ha hecho realidad, podemos verte y podemos hacerte daño…
Sus movimientos fueron demasiado rápido y yo no era muy buena en el cuerpo a cuerpo, me acorralaron y empezaron a lanzarme golpes logre esquivar algunos pero otros fueron certeros, la maldición debería funcionar en ellos también pero no sucedía nada y cada vez me debilitaba más, algo estaban haciendo que me estaban quitando todas mis energías.
 -¿Te sientes débil? –caí de rodillas-tu energía es tan pura y nos alimenta más de lo que haría cualquier huma..-sus palabras quedaron en el aire, sentí como iba siendo liberada poco a poco y fue cuando vi que Darren estaba peleando con ellos, tenía el cuchillo Sheffield en la mano y los cortaba con él, lo que vi después de eso, no tenía lógica. El cuchillo los estaba descomponiendo, solo con un corte y su aspecto reflejaba su verdadera edad, estaban arrugándose rápidamente, los otros al ver lo que pasaba quisieron escapar pero Darren y yo fuimos más rápidos, la maldición volvió y cayó sobre ellos. Nos miramos durante un segundo hasta que mi mirada fue hacia donde tendría que estar la mancha oscura pero no había nada, su piel estaba normal.
-¿Estas bien?
-¿Por qué lo hiciste? Esto no cambia las cosas entre tú y yo.
-No lo hice por eso, jamás permitiría que te hicieran daño-pero antes de poder responderle un brillo lleno todo el corredor y no era una buena señal, solo podía significar una cosa y estaría en problemas si estaba en lo cierto. El resplandor fue más intenso pero al mismo tiempo una luz oscura apareció a su lado, esto era sumamente extraño jamás había visto algo así, terminaron de materializarse y frente a nosotros estaba un ángel y un demonio.
-Patryce.
-Darren.
Los dos hablaron al mismo tiempo y se miraron enseguida.
-¿Qué estás haciendo aquí? –se preguntaron uno al otro al mismo tiempo.
-Vine por ella.
-Vine por él.
-Él es…
-Ella es…
Y se nos quedaron mirando, no entendía nada como era posible que ellos se conocieran eso no era permitido, jamás podríamos relacionarnos ni nada por el estilo con alguien de esa raza.
-Es el momento.
-Lo sé, pero no están preparados.
-Y todo es por nuestra culpa, debimos hablar con ellos desde el principio.
-¿De qué están hablando? –encontré mi voz para poder hablar-. ¿Cómo es posible que ustedes se conozcan?
-Hay muchas cosas que debemos explicarle y mostrarles pero este no es el lugar, tenemos que marcharnos antes que otros se den cuenta de lo que está pasando y vengan a buscarlos-ella tomo a Darren y él me tomo a mí, esto estaba al revés, ¡como era esto posible! pero antes de poder preguntar cualquier cosa la luz me cegó y desaparecimos de ahí. FIN 2ª Parte

Darren Lovejoy,The Demon
By: Calina Axfer
Aquel terrible resplandor casi me cegó. No esperaba aquel “desprecio” a estar conmigo por parte de Patryce. Siempre había creído que éramos uno solo, aunque algo fuese diferente entre ella y yo. Los segundos en los que parecía que permanecíamos suspendidos en el aire, temí que aquellos dos que antes hablaban de cosas que nosotros no llegábamos a comprender.
Aquel lugar en el que acabábamos de aparecer, era una especie de sala enorme de piedra, rodeada de arcos ricamente ornamentados con letras de ambos idiomas, el de Angelia y el de Demônear. Algo me decía que debía marcharme de allí, al igual que le debía pasar a Patryce, por la cara que ponía. El ángel la cogió por la muñeca y a mí Dylan (el demonio, mi compañero desde tiempos inmemoriales) me colocó la mano en el hombro. Así nos condujeron hasta otra sala, que tenía numerosas placas de cristal de espejo que formaban el suelo, las paredes y el techo como un enorme prisma. En el centro, una mesa también de cristal sujetaba dos objetos de piedra.
-Darren, Patryce, estos son los Cálices de Las Memorias.-comenzó el ángel.-La profecía dice que debe mezclarse en ellos las lágrimas de amor de un ángel y la sangre emponzoñada de un demonio.
-¿Y qué tenemos que ver nosotros con todo esto?-respondí bruscamente.
Dylan sonrió y decidió continuar él la explicación.
-No valen unos seres como estos cualquieras. Han de estar enamorados. Y como sabréis, no es fácil que un demonio y un ángel se enamoren sabiendo que son lo que son.
Ya me daba cuenta de por dónde iban los tiros. Pero seguramente Patryce ya no podría derramar ni una lágrima de amor por este insufrible ser del infierno.
A continuación, el ángel giró su cabeza hacia mí, y me observó con su peculiar mirada penetrante.
-Tú, Darren, eres el demonio que necesitamos. Tu sangre está envenenada por la Maldición. Y tú, Patryce, eres el ángel necesario. Tus lágrimas pueden brotar por él, si así lo deseas. Aunque puedes derramarlas por cualquier otra causa, con tal de que tenga que ver con el demonio.
-Bien, bien, bien. ¿Y qué beneficio obtenemos nosotros de todo esto?-pregunté, curioso. No iba a decir que sí como un desquiciado sin saber qué sucesos desencadenaría la mezcla, el conjuro en los Cálices.
-Los mundos se unen, se funden. Angelia y Demönea se desharán en una sola. Es lo que llevamos deseando desde que las doce piedras de los Cálices se encendieron, hace cuatrocientos años, al nacer vosotros.
Observé las piedras. Eran azules como el mar, como el cielo, como los ojos de Patryce. Ciertamente, brillaban como si un fuego aguamarina yaciese encendido dentro. La miré, como la miraba antes de saber lo que era ella. Cuando aún podía acariciar su piel sin que me abrasase por la Maldición que yo llevaba.
Ellos nos suplicaron Dylan y el ángel. Tal vez ellos se querían también, saltaban chispas doradas cuando sus miradas se cruzaban. Pero que yo supiera, Dylan no estaba maldito, y nadie poseía las lágrimas que Patryce sí.
Caminé hacia ella y acerqué mi mano a su nuca. Por un instante se apartó, pero luego conseguí atraerla hacia mí y unir sus labios con los míos. Alcancé con la mano mi cuchillo mientras esperaba sentir el sabor salado de las lágrimas sobre nuestra piel, susurrando en su oído mil veces su nombre, mil súplicas que tal vez no servirían para nada. FIN 3ª PARTE

PATRYCE,The Angel
By Ivonne
El beso me recordó todo lo que habíamos pasado juntos y todo el amor que sentía por él, aunque fuera un demonio todavía lo amaba demasiado, las lágrimas empezaron a deslizarse por mis mejillas, se apartó lentamente de mí y con su cuchillo se hizo un corte en la mano, la sangre goteo hasta el piso, mis lágrimas seguían cayendo y de repente un viento gélido nos abrazó a ambos, me acerque a Darren y él me apretó a su cuerpo, todo lo demás desapareció solo quedando él y yo. Escuchamos unas voces que solo repetían una y otra vez “Gracias” habíamos logrado unir a Angelia y Demönea, lo único que podía pensar era si dos mundos tan diferente podían unirse Darren y yo estábamos por encima de eso, nuestro destino era estar juntos, no importaba a que raza perteneciéramos, nuestro amor hacia posible esta unión.
Volvimos a la realidad, el ángel y el demonio habían desaparecido, las piedras habían cambiado su historia y ahora narraban lo que el amor era capaz de hacer cuando era verdadero y cuando no importaba a donde perteneciéramos si esa persona te amaba como eras, sentí a Darren alejarse lentamente y me gire para mirarlo, sus ojos sostuvieron los míos hasta que me di cuenta lo que pensaba.
-¡Detente!-podía ver lo que estaba sufriendo y mi corazón también dolía por hacerlo sufrir.
-No tienes que…-no lo deje terminar, reduje la distancia que nos separaba, me puse en puntillas y presione mis labios sobre los de él, el beso fue mil veces mejor que los anteriores ahora nada nos impedía estar juntos, sus brazos se deslizaron por mi cintura y me apretó a su cuerpo, el beso estaba lleno de pasión y de anhelo pero sobre todo de amor, sus manos subieron hasta mi cuello, impidiendo que me separara de sus labios, solté un suspiro y escuche como el gruñía, el beso se hizo más apasionado, su lengua jugaba con la mía y sus manos seguían acariciando mi cuerpo, hasta que tuvimos que separarnos, los dos jadeábamos y sus ojos tenían el brillo que siempre reconocía cuando quería que fuera suya pero antes de cualquier cosa tenía que decirle algo importante.
-Te amo y te pido perdón por lo que te hice sufrir.
-Nada de eso importa ya, te amo demasiado y me haces inmensamente feliz que me dieras una nueva oportunidad.
-De ahora en adelante todo será distinto.
-Ni que lo digas, quiero tenerte siempre junto a mí y sobre todo en mi cama-me agarro de la cintura y me pego a su cuerpo.
-¡Darren!
-Te necesito y tengo que demostrártelo-no pude evitar reír.
-Pero no aquí-le dije tratando de quitarme sus manos de encima, mostro su mejor sonrisa de seductor.
-Guíame, que soy todo tuyo…-y así desaparecimos de ese lugar, rumbo a alguna parte donde pudiéramos amarnos durante mucho tiempo…

FIN
3
Share
Entradas más recientes Entradas antiguas Inicio

Visitas

Seguidores

Popular Posts

  • Reseña: Eón El despertar del Ojo de Dragón
    Hola chicas, veréis he decidido que a partir de ahora la dueña del blog (véase moi ) también voy a hacer reseñas, no sé qué tal se me dará ...
  • Reseña: El paladín de la Reina [Paladín de Briah]
    Donado por:  Editorial Atlantis Cuando la legendaria batalla del desierto de Kirk-Baladh aún no se había borrado de la memor...
  • Reseña: Miss Peregrine por Ransom Riggs
    Título: El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares Escritor/a: Ransom Riggs Editorial: Quirk Books Páginas: 352 Ot...

ARCHIVE

  • ►  2017 (3)
    • ►  mayo (3)
  • ►  2016 (1)
    • ►  enero (1)
  • ►  2014 (2)
    • ►  julio (1)
    • ►  junio (1)
  • ►  2013 (6)
    • ►  diciembre (1)
    • ►  agosto (1)
    • ►  abril (1)
    • ►  marzo (1)
    • ►  febrero (2)
  • ▼  2012 (7)
    • ▼  diciembre (1)
      • Reseña: El paladín de la Reina [Paladín de Briah]
    • ►  abril (1)
      • Relato 4º del concurso: La profecía del Ángel.
    • ►  marzo (3)
      • Relato 3º del concurso: Hasta que las alas nos sep...
      • Relato 2º del concurso: Antes que se ponga el sol.
    • ►  enero (2)
  • ►  2011 (9)
    • ►  diciembre (3)
    • ►  noviembre (3)
    • ►  octubre (1)
    • ►  septiembre (1)
    • ►  agosto (1)
Copyright © 2015 CIENTO UN VIAJES

Created By ThemeXpose | Distributed By Gooyaabi Templates